Diálogos
Revisando algunas revistas me siento admirado de los avances de la tecnología, hoy en día por las diversas facilidades que te pueden ofrecer en muchos sentidos para que la vida se haga en cierta forma más fácil en muchos ámbitos de la rutina cotidiana; o a nivel de producción a gran escala, como las conocidas fábricas robotizadas.
Hace poco tiempo lo inimaginable pasó, el hombre pisaba por primera vez la luna; y este hecho, aunque en diferido, se transmitió a través de la televisión, y la noche anterior se observó en las noticias que se había sostenido una video conferencia con un astronauta ruso en órbita, por alrededor de diez minutos, esta situación se muestra como un claro avance en las telecomunicaciones. Incluso el simple hecho de tener un móvil, antes no se tenía planeada esa idea de poder ser localizado en cualquier punto de la ciudad.
Mientras que los avances se dan en las grandes capitales del mundo, se aprecia un cambio en el trato a las personas, como seres que pueden ser reemplazados con mayor frecuencia; se queda en la ilusión de la evolución del ser humano en sus otros sentidos, pues ahora se comienza a dar casos más frecuentes de stress, depresión y otros males que surgen de la presión que se ejerce por la problemática que se atraviesa en el día a día.
La evolución debe darse de manera pareja y de igual manera respetar a las otras sociedades en relación a su forma de vivir, pues cuando se alteran estos grupos sociales se crean problemas que pueden llevar incluso a la extinción de toda una cultura; como se mostro el caso de un indígena que era el último de su etnia, el último en hablar ese dialecto, el ultimo en llevarse los conocimientos que se transmiten de generación en generación. Los modos de vida se ven alterados en muchos sentidos y se piensa que solo cuentan los que estamos en las ciudades, mientras que mas allá también hay personas con aspectos interesantes que pueden engrandecernos como cultura y no se les aprecia en la medida necesaria, tan solo porque están allá y nosotros acá.
Es interesante estar por esos alejados lugares y apreciar que los grandes avances tecnológicos no funcionan para nada, pues no hay electricidad ni baterías para usar, el estilo de vida se reduce a la mínima expresión, allí no hay celulares, internet o computadoras, solo el tiempo avanza de manera constante y la luz del día debe ser aprovechada al máximo, pues la noche solo está para el descanso del cuerpo en relación al trabajo de la mañana entera.
Conocer nuestro pasado es construir el futuro, es una idea interesante que se debe poner en práctica y no dejarnos llevar por ambiciones disfrazadas de desarrollo nacional, pues en ese proceso se puede perder muchas cosas, como se dio una muestra de lo que el olvido puede ocasionar (la violencia en la localidad de Bagua), se vuelve a escuchar amenazas de rebrotes de violencia por no tomar en cuentas a las comunidades indígenas. Y en paralelo se habla de desarrollo de nuevas divisas en el sector energía.
Es el momento de dialogar de manera más calmada y saber llevar los procesos sin dejar que las cosas se desborden, pues los que se sientan a la mesa son todos hermanos, son todos peruanos.
Jorge Vertiz
jorgevertal@hotmail.com
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