viernes, 17 de julio de 2009

Cuarto Aislante

En honor de Miles Davis

La mañana se inicio con el objetivo de viajar hacia el sur, pero se fueron disipando las ideas del largo viaje con cada minuto me alejaba de la ciudad y me acercaba a mi destino, en este caso la localidad de Cerro Azul; después de media hora de viaje, pude sentir la hermosa y magnética energía del mar, las interminables playas de la costa se iban mostrando una a una.
Veo imágenes de una película cuya protagonista es Nicole Kidman. Prosigue la travesía, me relajo y trato de estar cómodo pues aun me falta buena distancia, en mis oídos suena música variada con diversos ritmos que me recuerdan escenas y muchas personas que matizo y relaciono con las olas que rompen en la orilla; observando desde la ventana del bus.
La carretera serpentea entre las dunas de arena buscando su propio camino, que ahora recorro, de pronto suena el teléfono, me sorprende creía que se iba a perder la señal y que no podría ser ubicado de ninguna forma, era una conversación de coordinación directa sobre mi comisión. Media hora después llego a mi destino, “bajan en Cerro Azul” le manifiesto al chofer para que se detenga, en la televisión cambiaron de video, esta vez es Harry Potter, el que tiene que entretener al resto de pasajeros.
La localidad de Cerro Azul parece detenida en el tiempo, pero con ciertos matices de modernidad, como todo pueblo chiquito que de aloja en el mar, pues en verano su prosperidad llega con los primeros rayos del sol de verano. Paseo entre sus calles al acabar la comisión que me llevo hasta este alejado lugar; miro carruajes jalados por burros que llevan carga entre las calles, camino al mercado, el cual resulta ser una edificación moderna, las personas se muestran amables, se nota que estoy lejos de Lima, la capital, sin duda.
Llega el momento de hacer otra parada en el camino de regreso hacia casa, es en otra localidad llamada Mala, es un viaje más corto de verdad, pero el único detalle es que ese sitio no está al lado del mar sino más alejado, en el valle mismo; camino recto hasta tomar el desvió hacia la derecha. Este lugar parece haber crecido sin mucho orden urbano, las calles son estrechas y no tienen mucho estilo y muchas de las cuadras tienen forma triangular, creando curvas que resultan ser algo innecesario, pero ya estaba allí; la estadía es más corta que en la otra localidad, pronto estaría de regreso en la gran ciudad.
Por la noche, hago una entrevista a una artista de renombre, después de una interesante conversación me despido, busco algo en mi mochila y de pronto encuentro la invitación a la muestra colectiva llamada “Kind of Blues” en honor de la aparición de este disco hace 50 años. Camino unas cuadras, llego a la muestra, me deleito con los cuadros y la forma en que los artistas rinden homenaje al Jazz; me acompaña una copa de vino en la mano y de fondo se escucha música jazz en vivo, como complemento de la inauguración de la muestra, una hora y media después estaré en casa, intentando soñar con el mar, sus olas, tu risa y las frases del último poema que escribí.

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