13/07/09
Clásicas historias
Camino al Monumental, el aire sopla de manera distinta. Camino al Monumental, el ambiente es distinto. Camino al Monumental, el día es distinto. Camino al Monumental, la gente crema es distinta. Camino al Monumental, el sentimiento es distinto. Camino al Monumental, aliento a mi equipo... de la misma manera.
Domingo 12 día de fútbol; las calles aledañas poco a poco se van llenando de personas, veo a niños, jóvenes, adultos, ancianos; mujeres y hombres van camino hacia el estadio; la mayoría de ellos tiene como dirección la tribuna Norte.
Las caras de las personas son distintas, pero lo que es bastante parecida es esa sonrisa especial en cada uno de ellos, esa sonrisa que con optimismo va en busca de ver a su equipo ganar, esa sonrisa de saludarse con el extraño cual si fuera tu mejor amigo.
Ingreso a Norte por el acceso central, bajo las gradas dirigiéndome al centro de la tribuna, aunque aún falta mas de una hora la tribuna esta casi llena; levanto la mirada para ver la tribuna, luego miro a los costado y veo un estadio pintado de crema y rojo, eso me hace feliz; al frente, en la tribuna visitante veo a unos pocos hinchas, que irónicamente entonan una canción en la que dicen ser locales?, definitivamente hay gente que ve las cosas distintas.
Ya faltan pocos minutos para la hora del partido, la “U” ingresa al campo. Tres de las cuatro tribunas estallan de emoción, veo volar el papel picado, veo gente con globos, el humo de color rojo invade el ambiente, la gente canta mas fuerte. Al frente el recibimiento al equipo rival es pálido, y así quieren ser locales?; creo que la gente crema ha demostrado como se debe ser local, ya que la fiesta que se armó nunca la ha logrado ningún otro equipo que no sea la “U”.
El equipo rival tuvo la suerte de encontrar un gol en los primeros minutos; luego de algunas reacciones del cuadro local que terminaban en errores, el primer tiempo se acabo.
En el descanso veo a la gente de la tribuna reclamándose por no alentar con mas ganas, veo algunos conatos de bronca, pero en ningún rostro veo expresada la derrota.
Ya en la última parte del encuentro, cuando los hinchas rivales alistaban las pocas banderas que trajeron para irse según ellos victoriosos la “U” logra empatar el partido; el estadio explota; creo que incluso los jugadores rivales se asustaron con esa manifestación de alegría, pero el ánimo de la gente impulsa a pelear por el triunfo.
Trato de subir a mi lugar luego de haber bajado en la avalancha por el gol, y a mi costado veo a dos esposos abrazados a una niña, la señora dice: “yo sabía que estos no nos pueden ganar”, y luego grita al viento con fuerza: “vamos carajo que a estos les ganamos”.
El canto de la popular es ahora ensordecedor, y unos minutos mas, cual calco del primer gol llega el segundo, el del triunfo, el que todos vinieron a ver. Me abrazo con un amigo que no veía hace mucho; volteo a ver a la señora que le dice a su esposo: “que te dije, que te dije”.
Al salir me cruzo con viejos hermanos de sentimiento, por unos instantes dirijo mi mirada al bombo, recuerdo que la primera que estaba al centro tenía 7 años, de eso ya ha pasado mas de dos décadas. En el camino voy saludándome con gente a la que conozco de casi toda la vida, todos felices.
A lo lejos distingo a la familia, creo que la señora es la mas feliz, definitivamente el sentimiento crema los une. Emprendo el camino de regreso a casa. Los atajos nos obligan a dar vueltas, al final me doy cuenta que llevo caminando una hora y media y recién pude encontrar una combi vacía.
Es tarde; llego a mi casa. Me saco el polo y lo extiendo en mi cama; le pongo atención al mensaje que lleva en la espalda y hoy mas que antes esas letras tienen toda la razón: “Una sola letra llena toda mi vida “U”.
Es hora de dormir, guardar gratos recuerdos de esta tarde. Mañana hay trabajo, una nueva semana empezará; pero el fin de semana repetiré el ritual de acompañar a mi equipo y el canto de la popular bajará a la cancha; como antes...como siempre...
“...a mi no me interesa en que cancha tu estés,
local o visitante yo te vengo a ver,
ni la muerte nos va a separar,
desde el cielo te voy a alentar...”
CM
trinchera1@hotmail.com
Domingo 12 día de fútbol; las calles aledañas poco a poco se van llenando de personas, veo a niños, jóvenes, adultos, ancianos; mujeres y hombres van camino hacia el estadio; la mayoría de ellos tiene como dirección la tribuna Norte.
Las caras de las personas son distintas, pero lo que es bastante parecida es esa sonrisa especial en cada uno de ellos, esa sonrisa que con optimismo va en busca de ver a su equipo ganar, esa sonrisa de saludarse con el extraño cual si fuera tu mejor amigo.
Ingreso a Norte por el acceso central, bajo las gradas dirigiéndome al centro de la tribuna, aunque aún falta mas de una hora la tribuna esta casi llena; levanto la mirada para ver la tribuna, luego miro a los costado y veo un estadio pintado de crema y rojo, eso me hace feliz; al frente, en la tribuna visitante veo a unos pocos hinchas, que irónicamente entonan una canción en la que dicen ser locales?, definitivamente hay gente que ve las cosas distintas.
Ya faltan pocos minutos para la hora del partido, la “U” ingresa al campo. Tres de las cuatro tribunas estallan de emoción, veo volar el papel picado, veo gente con globos, el humo de color rojo invade el ambiente, la gente canta mas fuerte. Al frente el recibimiento al equipo rival es pálido, y así quieren ser locales?; creo que la gente crema ha demostrado como se debe ser local, ya que la fiesta que se armó nunca la ha logrado ningún otro equipo que no sea la “U”.
El equipo rival tuvo la suerte de encontrar un gol en los primeros minutos; luego de algunas reacciones del cuadro local que terminaban en errores, el primer tiempo se acabo.
En el descanso veo a la gente de la tribuna reclamándose por no alentar con mas ganas, veo algunos conatos de bronca, pero en ningún rostro veo expresada la derrota.
Ya en la última parte del encuentro, cuando los hinchas rivales alistaban las pocas banderas que trajeron para irse según ellos victoriosos la “U” logra empatar el partido; el estadio explota; creo que incluso los jugadores rivales se asustaron con esa manifestación de alegría, pero el ánimo de la gente impulsa a pelear por el triunfo.
Trato de subir a mi lugar luego de haber bajado en la avalancha por el gol, y a mi costado veo a dos esposos abrazados a una niña, la señora dice: “yo sabía que estos no nos pueden ganar”, y luego grita al viento con fuerza: “vamos carajo que a estos les ganamos”.
El canto de la popular es ahora ensordecedor, y unos minutos mas, cual calco del primer gol llega el segundo, el del triunfo, el que todos vinieron a ver. Me abrazo con un amigo que no veía hace mucho; volteo a ver a la señora que le dice a su esposo: “que te dije, que te dije”.
Al salir me cruzo con viejos hermanos de sentimiento, por unos instantes dirijo mi mirada al bombo, recuerdo que la primera que estaba al centro tenía 7 años, de eso ya ha pasado mas de dos décadas. En el camino voy saludándome con gente a la que conozco de casi toda la vida, todos felices.
A lo lejos distingo a la familia, creo que la señora es la mas feliz, definitivamente el sentimiento crema los une. Emprendo el camino de regreso a casa. Los atajos nos obligan a dar vueltas, al final me doy cuenta que llevo caminando una hora y media y recién pude encontrar una combi vacía.
Es tarde; llego a mi casa. Me saco el polo y lo extiendo en mi cama; le pongo atención al mensaje que lleva en la espalda y hoy mas que antes esas letras tienen toda la razón: “Una sola letra llena toda mi vida “U”.
Es hora de dormir, guardar gratos recuerdos de esta tarde. Mañana hay trabajo, una nueva semana empezará; pero el fin de semana repetiré el ritual de acompañar a mi equipo y el canto de la popular bajará a la cancha; como antes...como siempre...
“...a mi no me interesa en que cancha tu estés,
local o visitante yo te vengo a ver,
ni la muerte nos va a separar,
desde el cielo te voy a alentar...”
CM
trinchera1@hotmail.com
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