El alcalde y yo
Hace poco estaba escribiendo cosas en la computadora, y de pronto me dicen que vaya a hacer un trámite, pregunto, a dónde tengo que ir?; me dicen que es a la Municipalidad de Surquillo, de pronto me vuelve a la memoria el incidente que protagonizara el alcalde de esa comuna, por apoyar el consumo de sativa cannabis o más conocida como marihuana.
Emprendo el viaje con cierta sonrisa irónica, pues de pronto comienzo a imaginar cómo podría ser un encuentro con el protagonista de ese sonado escándalo, pues de pronto una autoridad propone el consumo de una droga, pero bajo ciertas restricciones, y cierta inscripción en los centros médicos de salud. Una utopía para muchos, que no tenía razón de ser ya que un país que lucha de forma frontal contra el consumo de drogas; de pronto sale una autoridad estatal que propone todo lo contrario.
Se le ocurrió esta idea tras sentirse derrotado por los comercializadores y los consumidores de esta droga en su distrito, pues manifestaba que ya no tenían forma de rehabilitarse y no se podía luchar contra ellos. Además de que se habían hecho todos los esfuerzos necesarios para combatir y no lo habían podido hacer en tal caso, los derrotaron o lo derrotaron al alcalde.
Y con su propuesta los medios de comunicación le regalaron sus cinco minutos de publicidad gratuita; el asunto más grave a mi parecer, fue que ante una cámara abrió el cajón de su escritorio y saco un puñado de cigarrillos de marihuana, bajo la explicación de que lo que tenía en la mano era lo que legalmente se podía tener en custodia y repitió la misma escena en un conocido programa nocturno local. Caso curioso, pues si otro fuera el caso, y otra persona hubiera hecho lo mismo ya lo hubieran detenido, así como investigado por sospecha de micro comercializador.
Me bajo de la combi, y casi puedo imaginarme que mientras voy entrando me lo cruzo en la puerta principal, y como que lo miro y le digo “y como es, chorrea un par, mínimo” y este haría un movimiento de cual curtido pasero, “toma, toma, y no hagas mucha bulla” jejejeje. Sin lugar a dudas la imaginación es cosa seria, pero es solo imaginación. Entro en el municipio a hacer mi trámite y resulta ser un sitio donde la informalidad es parte del sistema.
Me retiro, del lugar no sin antes pensar un poco en la lejana posibilidad que la propuesta de este personaje hubiera sido puesta en marcha, como se hubieran dado las cosas; la gente que consume esta droga haciendo cola para recibir su dosis en un centro de salud, para luego revender su dosis. O tal vez, alguna gente falseando credenciales para seguir sacando más dosis. Mientras tanto, el alcalde de ese distrito no será trascendental, y con muchas dudas de una reelección; y por mi lado regresaré a mis labores, esperando que los trámites se lleguen a realizar y no tenga que volver muchas veces a ese lugar, que en mi fantasía lo podría llamar “El palacio Municipal de la Marihuana”, el resto de cómo serian los que trabajarían allí y demás detalles, se los dejo a su imaginación.
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