El Mejor Recuerdo
Hace pocos días, un conocido había fallecido a causa de un tumor que ya tenía hace algún tiempo, no pude verlo por el ritmo cotidiano de nuestras vidas; es decir, el trabajo y nuestros asuntos personales, las cuales ocupan gran parte del día. A razón de esto me informaron de su malestar algo muy tarde, estas noticias me fueron reveladas a través de correos electrónicos que finalmente acabaron en la noticia de su deceso.
Es extraño como los recuerdos son recurrentes pues a pesar que no era muy a fin a esta persona solo pude rescatar los momentos más gratos que compartí con él durante el tiempo que trabajamos en la misma institución. Es de esa manera que se recuerdan muchas historias en nuestras vidas; breves instantes que se graban en nuestra retina por el instante feliz, pues los malos ratos son eliminados de a pocos, a pesar que muchas personas suelen ser rencorosas. Albergando malos recuerdos, que no le permiten ver más allá de los hechos y con el tiempo terminan secando parte de su corazón, sin permitir que los buenos momentos perduren dentro de tu ser interior.
Después, de despedirme ante su ataúd pensé en más instantes en los que pude rescatar algunos buenos momentos; a pesar que siempre se dice que de los muertos solo se recuerdan cosas buenas, de mi parte pienso que no es así, ya que los malos recuerdos formaron parte de la memoria inmediata de esta persona en particular.
Empieza el recorrido de regreso a casa, mientras voy escuchando en los audífonos una canción de la banda argentina “Dos Minutos” titulada “El mejor recuerdo”, que habla justo de una situación donde se pierde a un amigo. Ya casi es media noche, y medito sobre cuantas cosas podemos guardar en nuestras cabezas, tantas imágenes que muchas veces no podemos retratar en alguna foto. Sin embargo, los recuerdos nos inundan aunque no debemos vivir de ellos pero siempre es bueno recordarlas, como cuando un amigo en algún instante recuerda de forma repentina a mi mascota que no andaba por ahí “te acuerdas… ese era como un pata, un brother que estaba en las buenas y en las malas”; me subo a la combi, y otras cosas vuelven a mi cabeza, como levantarme temprano para atender otras cosas, en fin la vida sigue su curso.
Es extraño como los recuerdos son recurrentes pues a pesar que no era muy a fin a esta persona solo pude rescatar los momentos más gratos que compartí con él durante el tiempo que trabajamos en la misma institución. Es de esa manera que se recuerdan muchas historias en nuestras vidas; breves instantes que se graban en nuestra retina por el instante feliz, pues los malos ratos son eliminados de a pocos, a pesar que muchas personas suelen ser rencorosas. Albergando malos recuerdos, que no le permiten ver más allá de los hechos y con el tiempo terminan secando parte de su corazón, sin permitir que los buenos momentos perduren dentro de tu ser interior.
Después, de despedirme ante su ataúd pensé en más instantes en los que pude rescatar algunos buenos momentos; a pesar que siempre se dice que de los muertos solo se recuerdan cosas buenas, de mi parte pienso que no es así, ya que los malos recuerdos formaron parte de la memoria inmediata de esta persona en particular.
Empieza el recorrido de regreso a casa, mientras voy escuchando en los audífonos una canción de la banda argentina “Dos Minutos” titulada “El mejor recuerdo”, que habla justo de una situación donde se pierde a un amigo. Ya casi es media noche, y medito sobre cuantas cosas podemos guardar en nuestras cabezas, tantas imágenes que muchas veces no podemos retratar en alguna foto. Sin embargo, los recuerdos nos inundan aunque no debemos vivir de ellos pero siempre es bueno recordarlas, como cuando un amigo en algún instante recuerda de forma repentina a mi mascota que no andaba por ahí “te acuerdas… ese era como un pata, un brother que estaba en las buenas y en las malas”; me subo a la combi, y otras cosas vuelven a mi cabeza, como levantarme temprano para atender otras cosas, en fin la vida sigue su curso.
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