lunes, 4 de mayo de 2009

Cuarto Aislante

Frases, frases

La mañana se inicio con un “uf que tarde es”. El despertador no sonó al tiempo programado. Después de encender la radio, voy a bañarme y mientras estaba en la ducha escucho sonar el teléfono. Salgo del baño, me seco y me cambio para salir, escucho de nuevo el teléfono, esta vez contesto; es mi amigo que me informa acerca de la estructura del próximo programa, para el cual faltan las canciones de una de las bandas entrevistadas y me exhorta a conseguirlas. La conversación continua con un par de comentarios personales, algunas risas y me dice “ah… estamos en la lista para el sábado”, de esta forma se aseguró la cobertura de un concierto para el sábado en la noche, me despido, miro el reloj pues ya tengo que salir.
Unos panes con algo de mantequilla que se mezclan con un jugo de caja. Creando la figura del desayuno, cuando vuelve a sonar el teléfono, contesto es otro amigo, me pregunta como estoy, respondo que bien pero con un fin de semana sin fondos monetarios y le digo “tenía un sol en el bolsillo, que tal abuso”. En tanto le manifiesto las cosas que tengo planeadas para el fin de semana, nos despedimos quedando en vernos en los próximos días “ya hablamos, cholo” respondo “listo, chau”.
La mañana se termino, era más de medio día, decido comer algo que en verdad resista el trajín que debía realizar por la ciudad. Termino de almorzar, camino al paradero y me desvió por un momento para revisar en una cabina de internet el correo electrónico; hago una llamada y después abordo una combi para hacer el trámite que debí hacer por la mañana. Después de hora y veinte de viaje llego a mi destino, camino unos metros, saco un sobre de manila para hacer el trámite respectivo. El empleado tras la ventanilla me informa que por el momento no están recibiendo currículos, y me dice “pero déjalo no más, igual lo paso para que lo tengan en cuenta” con esa frase me alejo de allí para enrumbar hacia otro lado de la ciudad.
Eran casi las dos y media de la tarde, cuando abordo de nuevo otra combi, me siento en el asiento de adelante, donde un curioso muñeco de gorila boxeador con actitud de pocos amigos animaba el parabrisas; recibo una llamada en ruta que me despido con “besos, hablamos” cuarenta y cinco minutos después llego a otro destino, al bajar siento la brisa del mar en el ambiente, camino un poco, espero unos minutos para hablar con un contador que me explica ciertos tramites; me entrega unos papeles que los acompaña de estas palabras “mejor no escarbar en el pasado, mejor dejar las cosas allí, para que ya”, la frase me causo cierta risa.
Posteriormente, compro un helado para mitigar en algo el calor. Me subo a un microbús, hacia otra ruta en la que logro ver el mar. Al rato, desciendo del bus y me interno entre los edificios del Residencial San Felipe; toco un intercomunicador preguntando por mi amigo el poeta. Unos minutos después, aparece, no me reconoce en un primer instante, hace memoria y me comenta que me había confundido con otro personaje, que resulto ser mi homónimo. Además, que está escribiendo muy poco, pero que el tema del erotismo envuelve esta vez su poesía, me relata algunas de esas frases de su poesía, que me dejan pensando; quedo para volver a vernos otro día, me despido. Cuando estoy alejándome repito la frase que me dejo pensando “y derramo mis lagrimas sobre tu vagina, para que quedes preñada con mi soledad”. La analizo y pienso que “la soledad es como el frío que te puede envolver por completo si no te abrigas”. La tarde ya cae, mientras voy de regreso a casa.

Jorge Vertiz
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