Fiestas foráneas
Comienza la tarde y pequeños personajes multicolores toman por asalto las calles, pasean por las casas en busca de un buen vecino que abra su puerta y extienda la mano repartiendo golosinas. Mas vale regalar un caramelo a que por tacaño te pinten la puerta o peor aun las paredes.
Se trata de la popular fiesta de Hallowen o día de las brujas, cuestionada por unos y festejada por otros, sin duda es una celebración foránea que ha sido copiada desde hace años por muchas sociedades, que además de encontrar un buen motivo para festejar ven una gran oportunidad de hacer algún negocio en la venta de golosinas, disfraces, accesorios para adornar como son las calabazas, murciélagos, telas de araña con sus respectivas arañas, etc. También se organizan fiestas y eventos celebrando el día de las brujas adonde la gente acude en forma masiva.
Lo que llama la atención es ver a los niños que salen a pedir golosinas. Recuerdo que cuando era niño me ilusionaba esperando que llagara el 31 de Octubre, pero sin embargo a la hora de salir a la calle observaba con la vista aguda a personas que llevaban a grupos de niños supuestamente para cuidarlos y aprovechaban lo que los niños recolectan para quitarles las mejores cosas. Muchas personas se organizan y van a los barrios exclusivos a pedir dulces, si hay alguna otra oportunidad no dudan en sacar provecho de la situación.
Es un poco irresponsable exponer a los niños a que se sientan incómodos por las diferencias sociales, por que ellos se dan cuenta de muchas cosas y hacen comparaciones en lo que tienen los demás y lo que a ellos les falta, por ejemplo en los disfraces, van a otro barrio adonde los niños tienen disfraces traídos del extranjero y comparan con los que sus padres modestamente les han podido comprado, esta situación no es muy agradable pero es la realidad, también es cierto que los residentes sienten presión por regalar golosinas por el simple hecho de que si no lo hacen es muy probable que les pinten la puerta o las paredes con lemas como: tacaño, acá no regalan, malos, entre otros.
Yo pienso que este tipo de celebraciones deberían cambiar, es comprensible que la gente le guste disfrazarse y que los niños pidan golosinas, que se organicen fiestas, pero las decoraciones y los colores característicos del 31 de Octubre no corresponden a nuestra realidad por que acá no hay murciélagos, tampoco hay brujas y las calabazas anaranjadas no son muy comunes. Podríamos tener alguna decoración mas acorde con nuestra cultura y disfraces mas peruanos logrando una fiesta con mayor identidad lo que a la larga generarían mas turismo y eso nos conviene, pero es simplemente un punto de vista.
Espero que podamos tomar más en serio la imagen que mostramos como sociedad y tener mayor identidad de lo nuestro, sin dejar de lado la diversión solo tener en cuenta quienes somos.
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