viernes, 4 de septiembre de 2009

Desde la Trinchera

04/09/09

Por los Aires

Lunes 31 de octubre, son las 6 y 30 de la tarde. Veo por la ventana; el ruido del motor se escucha fuerte, mientras iniciamos el despegue.
“Damas y caballeros a nombre de la tripulación del vuelo…tengan la más cordial bienvenida”.
La sacudida clásica del despegue y la sensación de movimiento es algo que me agrada, aunque por lo visto a otras personas no tanto, quizás yo sea un poco sádico ya que mientras otros cierran los ojos y aprietan fuertemente los dedos yo en cambio, miro por la ventana como cada vez estoy más arriba y como la ciudad se convierte en luces; si solo pequeñas luces que en conjunto dan vida a toda la ciudad, incluso uno puede ver figuras si ve con detenimiento y algo de creatividad claro; pero luego de algunos minutos las luces se hacen cada vez más escasas, y en unos instantes desparecen hasta volverse todo oscuro; bueno entonces es momento de ver las distracciones que ofrece el avión; y que mejor que pedir una chela en lata para llevar mejor el momento.
Sigo analizando algunos comportamientos de la gente, los cuales van entre los primerizos en volar, con sus temores razonables, sobre todo al momento de despegar y por la sacudida que da el avión cuando toca el suelo; también están los conversadores, los cuales aprovechan la ocasión para hacer alguna amistad; y por otro lado los que prefieren dormir. Por mi lado, yo veo por la ventana mientras saboreo el último vaso de mi cerveza; pienso en las cosas que tengo planeadas al momento de llegar a mi primer destino.
Pasó una hora y media del despegue y ya estoy en una de las provincias limítrofes con el país vecino de Chile, específicamente en Tacna, lugar al que ya he venido en varias ocasiones; hago algunos contactos, conozco gente, compras, coordino algunas cosas y luego de tres días salgo rumbo al Cusco. Esta vez el viaje es pesado por lo malo de la carretera en ciertos tramos y por soportar las 18 horas que duró el viaje.
Llegué hace unos minutos a Cusco, vine a escribir algunos correos, veo que el evento de Mixtura el 12 de setiembre va viento en popa; así como el viento que soplaba mi rostro al caminar rumbo al centro del Cusco.
Por ahora debo cortar este pequeño texto, debo hacer unas llamadas a Lima, lo de Cusco recién empieza, pero eso será motivo de otro relato, y de seguro me ira tan bien como en las anteriores ocasiones, no en vano es una de las ciudad a las que más me gusta regresar…

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