viernes, 24 de julio de 2009

Desde la Trinchera...

23/07/09
Aún somos niños

Marcel juega con su pelota; la coge con las manos, la hace rebotar en el suelo y luego la lanza, al otro extremo yo atrapo el balón y se la devuelvo; luego ella corre y la patea, haciendo que choque contra la puerta, ella se sonroja y luego suelta una fuerte carcajada.
Por unos instantes observo a mi hija jugar alegremente. Pienso en la suerte que tengo de compartir pequeños espacios con ella, y valoro eso.
A menudo las obligaciones nos alejan cada vez mas de estos ratos de esparcimiento con la familia.
Marcel no tiene muchas preocupaciones por ahora. Quizás le preocupa si algo le pasa a Pablo de los Bad Yardigans, o si pasa algo malo en Lacy Town, muchas cosas van girando en ese pequeño mundo ideal que ella construye, el cual se basa en juegos, ver dibujos y cosas por el estilo; yo en cambio debo preocuparme si surge algún imprevisto en el trabajo, o estoy preocupado porque me inquieta el clima de estos días, la lluvia sumada a la gripe AH1N1 distrae por momentos el momento de distracción con mi hija.
Recuerdo que cuando era pequeño disfrutaba de las lluvias, salía a jugar fútbol con mis amigos del barrio, sin importarme llegar empapado a casa o la gripe que me pudiera dar al día siguiente, tampoco me importaba mucho las reprimendas de mi madre por la ropa sucia.
También los feriados eran motivo de jubilo entre los niños del barrio, si hasta parecía una fiesta esos días; el almuerzo en familia, todos completos sentados alrededor de la mesa; algo que solo hacíamos los domingos por las obligaciones laborales de mi padre; y algo que lamentablemente veo repetirse en mi caso, por “mis obligaciones laborales”.
Cuando uno es niño pocas cosas nos preocupan, alejados del stress laboral, o los problemas cotidianos, la infancia es el mundo ideal para muchos; seguro el mundo sería mejor si cada uno suelta el niño que llevamos dentro; si las personas conserváramos esa inocencia propia de los primeros años muchas cosas malas dejarían de pasar en este mundo.
Marcel sigue jugando con su pelota, no puedo dejar de ver la sonrisa que dibuja su rostro. Yo sigo aprovechando esos instantes en su compañía, pero las preocupaciones no pueden ser eliminadas de mi cabeza. Mañana hay que ir otra vez al trabajo, salir y enfrentarse a la rutina y no dejarse contagiar por ella; tratando de llevar cierta estabilidad al hogar y asegurar algunas cosas para la familia.
En la noche, acostado en mi cama trato de recuperar la imagen de mi hija, y así poder hacer a un lado las cosas que van dando vuelta por mi cabeza. El sueño va abriéndose paso en mi, cierro los ojos y veo la imagen de Marcel; aquella tierna sonrisa que me acurruca y cuidará esta noche...puedo dormir tranquilo entonces, nada me pondrá mal en su compañía...

“...El pequeño gran héroe
aguantando la lucha cotidiana.
Otro día más,
del pequeño héroe
llevando a su casa
cierta seguridad”.

Pequeño gran héroe - 2 Minutos

CM
trinchera1@hotmail.com



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