viernes, 8 de mayo de 2009

Desde la Trinchera...

05/05/08 (07/05/09)(2)
EL MEJOR RECUERDO

Lunes 5 de mayo de 2008, 7:45 pm, Av. El Sol, Cusco.
-Hola camarada…
La charla se inicia con el clásico saludo y el abrazo característico. Mientras esperamos a otros amigos aprovecho el tiempo para enterarme de algunos temas ocurridos desde mi última visita a esta ciudad. De pronto una pregunta trae algunos recuerdos a mi mente.
-¿Cómo está tu amigo?, con el que viniste la vez pasada...
Luego de una pausa me doy cuenta de por quién me preguntan…
- Esta bien, en Lima. Le han cambiado de Área y parece que su situación laboral va a mejorar.
Miércoles 7, Ica, rumbo a Lima.
Son aproximadamente las 10 am. El camino a Lima se torna pesado, las horas de viaje pasan la factura al cuerpo. Los rayos solares traspasan las ventanas del bus. La música de mi reproductor me acompaña como en cada uno de mis viajes.
Todo parece normal, pero de pronto un mensaje a mi celular rompe furiosa, brutalmente, mi tranquilidad. Me nublo por unos segundos, una sensación de impotencia se apodera de mí, mientras rápidamente muchas imágenes circulan por mi mente:

...una mañana, te enteras
que un amigo ya no está,
el sol incendia tu cabeza
y arde en la ciudad...(1)

Recuerdo cuando llegaste hace algunos años. Era media mañana y nos presentaron.
- Él es el nuevo promotor.
Traté de explicarte rápidamente algunas cosas para facilitar tu labor. Siempre es complicado llegar a un nuevo trabajo, pero creo que para ti no fue así.
Pasó una semana y ya nos tratábamos de lo mejor, ya éramos amigos, como si siempre nos hubiéramos conocido. Un par de años después te integraste al grupo de personas que viajábamos a provincias. De ahí en adelante tus viajes fueron cada vez mas frecuentes; se notaba la alegría en tu rostro y aquella chispa característica que tenías al realizar tu trabajo, por eso te adaptaste sin costos a esta labor, hasta convertirla en tu manera de ser...
Recuerdo la pregunta que me hicieron el lunes. Dije que estabas bien… Nunca cruzó por mi mente que algo así podía pasar.
Mis amigos preguntaron por ti porque ellos te conocieron. Tú fuiste de las pocas personas con las que compartí la amistad sincera de mis amigos verdaderos, aquellos que están en otros lugares desde hace muchos años.
Viene a mi mente la vez que estuvimos en el Cusco. Tú ibas por primera vez, yo ya había estado en varias oportunidades, y sabes que esta ciudad es como mi casa; allá voy libremente, sin ataduras ni miedo a los comentarios envidiosos que abundan en la capital. Querías tomar chicha de jora, y claro que te llevé a disfrutarla. Cómo olvidar tu rostro al ver el tamaño del caporal; era demasiado, ¿no?,...si hasta una foto te tomaste.
Nunca olvidaré la alegría que expresabas y el asombro que transmitía tu rostro cuando fuimos a Macchu Picchu; creo que tú eras el mas contento del tren.
Vuelvo a recuerdos más recientes. Casi todos los días ibas al tercer piso.
- ¿Cuál es la última, Trinchera?
Luego de reírnos conversábamos.
Froilán era una de las personas más alegres del trabajo.
Era un tipo diferente, una persona distinta a las demás. Quizás muchos lo consideraban un “loco”; y estoy seguro de que eso marcaba la diferencia. Por eso no fue difícil hacernos amigos; claro: vamos por el mismo camino.
Cuando nos reuníamos fuera del trabajo Jaime, tú y yo, nuestras charlas eran interminables. Teníamos muchas cosas en común…, los viajes, el rock, el fútbol, etc.
Pienso: Hay personas que no deben estar y están. Hay personas que deben estar y ya no están. He vivido cuestionando decisiones que me parecen injustas; y esta es una de las que más cuestionaré.
Un día antes de mi viaje nos encontramos en la puerta de ingreso.
- ¿A dónde vas?
- Voy al Cusco.
- Qué bien; algún día tenemos que volver, Trinchera.

Varias veces me dijiste que yo era tu primer amigo en este trabajo; y es por eso que siento tanto esto.
Sólo te adelantaste en este viaje. Esta vez te tocó ir primero, pero luego te daré el alcance. No olvides separar un buen lugar para alojarnos, un sitio donde comer algo típico y donde sentarnos luego del trabajo a escuchar rock, a conversar y tomar algo.
Y claro que volveremos al Cusco, Froilan. Sé que te gusta mucho este lugar. Sólo que esta vez no subiremos del suelo limeño a la altura de la Ciudad Imperial; esta vez tendremos que bajar muchos metros, desde donde estás, para llegar al Cusco.
Pero iremos, camarada… ¡claro que iremos! Hasta pronto, hasta siempre...

(1) El mejor recuerdo / 2 Minutos
(2) El texto original fue escrito hace un año. Un año después sigues presente amigo.

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