sábado, 24 de octubre de 2009

El OJO

Cuando Aparece El Campeón

Los días previos a la definición del titulo transcurrían en medio de emociones y preparativos de fin de año, los amigos del barrio que íbamos siempre a la cancha estábamos más unidos que nunca y para cerrar el año como de ser es decir con un campeonato mandamos a que nos confeccionen una bandera con los colores de nuestro equipo para con ella adornar la tribuna la noche del titulo.

Iván, Guillermo, y yo formamos una comisión y nos encargamos de comprar las entradas un par de días antes del partido para no tener que pasar apuros a última hora.

Hasta que llego el día esperado y por la noche nos jugábamos un titulo más, teníamos como punto de reunión la laguna del parque “El Olivar”, el lugar favorito de nuestro barrio, cuando estábamos todos reunidos compramos algo de licor para calentar las gargantas, mientras preparábamos la caminata, habíamos desplegado nuestra bandera a lo largo de las bancas y ahí ella descansaba y sus colores le daban un poco mas de vida al lugar.

Hasta que llegó el momento de avanzar hacia el estadio, comenzamos a caminar, durante la ruta íbamos cantando y haciendo bromas a quien encontrábamos en el camino, de esa forma llegábamos a la cancha llenos de alegría y optimismo. Antes de entrar habíamos comprado un poco mas de licor y Juan que era uno de los más pequeños fue el encargado de meter el trago para luego repartirlo dentro de la tribuna.

Durante todo el partido hacíamos bromas y nos reíamos de cualquier cosa, nos dejábamos llevar por una alegría incontrolable hasta que después de un partido intenso y luchado nuestro equipo había ganado y eramos campeones otra ves, toda la tribuna era una fiesta, nos fundíamos entre abrazos, gritos y miradas llenas de emoción formando una sola masa que se movía al ritmo de los bombos que rugían como corazones palpitantes, era la música de los guerreros que festejaban una victoria más.

Salíamos por los túneles del estadio y en las calles se avanzaba lentamente por la gran cantidad de gente que buscaba avanzar hacia algún lugar para seguir con las celebraciones. Después de caminar un rato llegamos al barrio con nuestra bandera extendida, compramos más licor y nos instalamos en “El Olivar”, cantando y bebiendo, fue pasando el tiempo y en vez de volver a nuestros respectivos hogares nos quedamos todos en el parque cubiertos con esa hermosa bandera que llevaba los colores que le daban vida a nuestra pasión futbolera.

Esa noche renovamos nuestro compromiso incondicional con el campeón, en una noche de celebraciones y una tela con los colores crema y rojo que adornaba nuestro parque. Los tiempos cambian pero nuestro sentimiento permanece intacto por que eres nuestra pasión, nuestro estilo de vida.

Luis Artieda.
Camaleonarti@hotmail.com

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